El mezcal como símbolo de identidad culinaria y cultural

Por Teresa Cruz

• Ciudad de México, 23 de febrero de 2025.-  Las artes plásticas, el arte editorial y el arte literario se mezclan para saborear el mítico mezcal sin la necesidad de probarlo, gracias a la gran colaboración entre el ilustrador Jaret León y el escritor Manuel Matus. La musa del mezcal es un libro dedicado a los amantes de dicha bebida tradicional originaria de Oaxaca.

En esta 46 FIL Minería el enigmático estado de Oaxaca es el invitado de honor, el cual cuenta con su propio pabellón y con diversas obras de artistas oaxaqueños expuestas por toda la sala; la meta es darle la difusión que el trabajo de estos autores merece. Dicho módulo está decorado con la temática típica del estado.

“No nos queda nada más que ser los pequeños dioses, hijos de las nubes. Mientras vagaba solitario, ví la sombra. Se me impuso una visión, de donde ella había brotado con su andar de vuelo. De ahí proviene el néctar de los vértigos, las danzas y los cantos. Ella era el color del agua, casi lluvia en su transparencia”, es un pequeño fragmento que fue citado en la presentación de hoy para darnos una probada de su libro e invitar a su adquisición.

La sala, completamente llena en espera de degustar las muestras de mezcal que los propios autores hicieron, escuchaba con mucha atención la explicación de los autores. A pesar de que Manuel Matus no nació en Oaxaca su admiración hacia él es inmensa, debido a su riqueza en tradiciones y cultura.

Jaret León comentó: “Yo me dedico al arte y también hago mezcal, tengo una tradición desde 1890 de cinco generaciones de familia haciendo mezcal. Los mezcalitos que están tomando por ahí son míos. Lo que yo hago es una fusión entre el arte y el diálogo del mezcal. Yo conocí al maestro Matus en Bellas Artes donde estudié mi carrera y desde entonces me sentí atraído por todo su mundo, de cómo él reinterpreta algunas cosas que ya conozco y  me hace ver como tienen otros fenómenos u otros valores”. León hizo alusión al proceso creativo de sus ilustradores, cuya carrera está muy ligada a sus raíces: “En este libro pueden ver bastante selección de óleos donde hablo de erotismo, amor, familia e incluso desamor”.

Coordinada de una manera sublime por Víctor García, La musa del mezcal es un libro para degustarse con los cinco sentidos. “Manuel habló hace rato de tres características; la parte editorial, la artística y la literaria; todo eso está unido por el hilo conductor del mezcal, es un libro para destilarse y para degustar. La obra gráfica de Jaret León nos invita a detenernos en cada una de las páginas, el formato y el diseño estimulan nuestra tactibilidad, también es una obra para tocarse, para hojearse”, señaló.

“La historia estimula el gusto y el olfato porque se trata de un relato que sabe y huele a mezcal, cada fragmento está plagado de dulzura, aromas, caricias, formas, voces y alaridos.”  Víctor García nos deleitó con un maravilloso homenaje al texto escrito por su compañero Manuel Matus y a las icónicas ilustraciones de Jaret León. Logró plasmar muy bien la fuerte intención de la obra: ser pasional como el mezcal. Tanto fue así que la misma audiencia, el editor y los autores coincidieron en incorporar su discurso en la segunda edición, opinión que humildemente comparto.

Víctor García otorgó una breve entrevista donde nos cuenta un poco sobre su carrera y su mezcal favorito: “Soy mezcólatra es decir soy amante de sus sabores. Me gustan con tres características: que sean ancestrales, silvestres y artesanales. Esto me aleja de las marcas, no podría decir marcas, pero por ejemplo mi mezcal favorito  es de la región  de Totomachapam en Zimatlá,n el mezcal agave  penta verde destilado en olla de barro, cuyo proceso de elaboración es ancestral: no se usa ni un químico ni tampoco  tecnología; luego tengo el gusto por el mezcal de la región de minas con las mismas características del agave silvestre y que el proceso sea artesanal, pues lo ancestral no siempre se lleva a cabo y me gustan algunos mezcales de Mazatlán. Uso la palabra mezcólatra porque más que un tomador compulsivo, me gusta disfrutar de sus características. Esta bebida es un producto que da identidad al estado”.

El presente volumen está dirigido a aquella audiencia que busca empaparse del aroma de los libros y el papalomé; que, aunque no pueda visitar Oaxaca, si logre transportarse allá e imaginar un ruidoso carnaval con toritos quemando borrachos en las calles y mujeres bailando al ritmo que solo Oaxaca es capaz de transmitir.