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Entre la tierra y el cielo: El arte como puente entre lo visible y lo trascendental
Por Rosario Gamboa
- Un recorrido por la obra de una creadora cuya visión une lo abstracto con lo sagrado, explorando los límites entre la materia y el espíritu.
Ciudad de México, 02 de marzo de 2025.- El arte de Esther González ha sido un puente entre la materialidad de la creación artística y la trascendencia espiritual. Su obra, Entre la tierra y el cielo, es un testimonio de su evolución como artista y de su profundo compromiso con la expresión simbólica.
Desde sus inicios en la abstracción hasta su incursión en la iconografía bizantina, la obra de González refleja una constante búsqueda de significado. La exploración de la técnica del grabado y el uso de relieves en papel hecho a mano constituyen los primeros pasos de un camino que la llevó en 2006 a convertirse en miembro honorario del Centro de Investigación de Arte y Cultura Ortodoxa en Shumen, Bulgaria. Su acercamiento al arte bizantino, lejos de ser una simple apropiación, marca un hito en la reinterpretación contemporánea de esta tradición pictórica.
Sara López destacó cómo la historia de la maestra está entrelazada con los momentos clave del país. Su capacidad de absorber y reinterpretar estos acontecimientos ha hecho de su arte una fusión entre lo abstracto y lo tangible, capturando los signos de cada época. Para ella, el libro es un ejercicio dialéctico que retrata el misticismo terrenal con elementos que la autora experimenta a diario.
Por su parte, José Ángel Leyva describió su obra como un enigma fascinante en el que conviven sensibilidad y carácter. La abstracción de su técnica se extiende a la esencia espiritual de sus piezas.
Su interés por los fósiles y los elementos naturales refleja una inquietud por el tiempo, mientras que la presencia de figuras animales evoca emociones primarias de asombro y temor. En cada una de sus obras, la maestra González sigue explorando y experimentando,con la energía de quien nunca se detiene.
Rodrigo Garza Arreola, desde un vínculo personal y afectivo con la artista, resaltó la disciplina y el compromiso que caracterizan su labor. Destacó su fascinación por la iconografía religiosa, donde los trazos enfrentan lo abstracto con la tradición pictórica sacra. “En sus lienzos, la belleza y lo terrible coexisten, una dicotomía que invoca la presencia angelical y nos desafía a resistir su magnetismo”, argumentó.
José Javier Villarreal habló del libro como un ejercicio de ruptura del silencio, una obra que a través del arte expande las fronteras de la percepción e invita a ver más allá de lo inmediato. En su visión, Entre la tierra y el cielo es una mochila llena de elementos visuales, paletas cromáticas y corporalidad; un testimonio de amor y fe que nos sitúa en un espacio donde lo terrenal y lo celestial se entrelazan.
Ante las palabras de quienes la acompañaron en este encuentro, Esther González expresó su gratitud y emoción. Su estudio es su refugio, el espacio donde su arte cobra vida y compartir su obra con el mundo es una experiencia que la llena de felicidad.
Con cada pincelada, cada grabado, cada icono, la maestra sigue narrando historias que nos invitan a reflexionar sobre lo visible y lo invisible, lo efímero y lo eterno.