Boletines
“El crecimiento duele”: Dolor crónico, representaciones, experiencias y prácticas
Por Fernanda Limas
Ciudad de México, 21 de febrero de 2025.- En el salón Manuel Tolsá del Palacio de Minería, a las 7:00 pm, se llevó a cabo la presentación editorial del libro Dolor crónico, representaciones, experiencias y prácticas, de Anabella Barragán Salas.
La maestra Carla Almazán Rojas fue invitada por la autora para hablar acerca de este. El libro es un texto científico que está conformado por 6 capítulos en los que describe y analiza la experiencia de las personas que viven con dolor crónico a través de investigaciones y entrevistas a pacientes, familiares y médicos centradas en describir su experiencia.
El proceso de documentación se realizó en la Clinica del dolor y Cuidados Paliativos del Hospital General de México, iniciando la investigación con registros desde 1995, y el trabajo de campo considera desde 1996 hasta el 2012. El trabajo se imparte desde la antropología médica en base a las experiencias y trayectorias en los modelos descritos por Eduardo Meléndez para visibilizar la realidad de las personas que tienen que vivir con dolor crónico, pero ¿por qué estudiar el dolor crónico?
“Aliviar el dolor ha sido una de las principales preocupaciones humanas”, mencionó la maestra Carla Rojas. El dolor es uno de los síntomas más frecuentes de las consultas médicas, la sensación de preocupación hace que las personas acudan a valoración. Por ello, el primer capítulo del libro aborda las definiciones del dolor humano desde la prehistoria, del uso de plantas como el opio hasta la creación de los analgésicos y los gestos que lo identifican; se presentan datos como que el dolor es descrito en el 50% de consultas médicas y también se le explora como un problema económico y político, pues hay más padecimiento en países de bajos ingresos.
El capítulo dedicado al dolor también lo aborda como un problema antropológico, donde se considera desde la medicina y la psicología, e incluye datos demográficos de México y el mundo. Otra sección del libro muestra todo el proceso de clasificación de datos, registro de entrevistas, trabajo de campo y descripciones de los pacientes y sus familias, reiterando la importancia que tienen para la autora. El libro también explora la perspectiva de los cónyuges de los afectados, incluyendo una descripción sociodemográfica de este grupo.
La maestra Rojas considera que este libro debería ser un referente básico para los médicos, para las personas interesadas en el dolor crónico y para la enseñanza antropológica médica.
La licenciada Luisa Fernanda Peña, quien también fue aprendiz de la autora, define al libro como una enciclopedia acerca de los conceptos médicos del dolor y sus escalas. Compartió el impacto que tuvo este libro para ella por una experiencia personal, y reflexiona sobre su aprendizaje en la carrera de dentista, pues se le enseñó a eliminar el dolor con analgésicos cuando su tratamiento podría abordarse sintiendo el dolor, observando al paciente y escuchándolo, pues los dolores crónicos deben tomarse con una seriedad distinta.
Recalcó la importancia de la empatía con los pacientes, recordando que no se debe tomar sus declaraciones como exageración pues cada organismo reacciona al dolor de distintas maneras, por lo que nace la necesidad de reconocerlo. Finalizó con la frase “Caras vemos, dolores no sabemos” englobando la idea que llevaba trabajando.
Desde un punto de vista ideológico, la autora explicó que el marxismo le dio la sensibilidad para entender y comprender que el dolor va más allá de una experiencia corporal, tiene que ver con la historia que vive cada persona, con la falta de acceso a los servicios de salud en condiciones, y con la desigualdad que hay en el país.
“El dolor es parte de la vida”, añadió Barragán Salas, pero el dolor crónico es posible disminuirlo siempre y cuando se tenga acceso a fármacos de elevado valor monetario. “Si tienes mucha lana puedes vivir sin dolor”, declaración con la que hace un llamado a los médicos para escuchar a los pacientes, pues detrás del dolor hay más cosas como la incertidumbre de si se podrán pagar los tratamientos.
Cerró con una frase que invita a reflexionar a los especialistas de la salud, pacientes y público en general: “El crecimiento duele”. Siempre se debe poner atención a las señales y sobre todo empatizar con su dolor, pues nadie sabe lo que en realidad están sintiendo.